domingo, 2 de mayo de 2010

UTMDA, 82Km, 4500+

Esto es una historia larga que trataré de relatar para los más osados a leer largo y tendido. Hace dos años, el día antes de un viaje a Pirineos con el colega Galdrán, salgo a trotar un ratillo, bastante poco para lo que estoy acostumbrado, y cosas del destino me fastidio la rodilla, lo que hace que la bajada del Tuc de Mulleres (3010m) se convierta en un verdadero infierno. Desde entonces y hasta hace poco más de un año y medio no he sido capaz de corretear más de 30' seguidos sin sufrir pinchazos en mi maltrecha rodilla, con lo que eso suponía para mi. Este año, cansado de este estado de salud, me propuse volver a correr costase lo que costase y para tal fin me planteo motivarme con la Marathó i mitja del Penyagolosa, lo que me va a suponer ponerme en forma, fortalecer la rodilla y sufrir a saco. Cuando se lo planteo al Lolo, me comenta de una carrera, primera edición y en nuestra espectacular zona de Valle de Guadalest, Beniarrés, Agres, Alcoy...sin quererlo él, y sin saberlo yo, me introduce el veneno para plantearme el Trail Mitja LLuna, 82Km y 4500 metros de desnivel positivo.

El Lolo, con su dorsal para la Ultra Trail de les Muntanyes d'alacant, 160Km y 800om+.

Comienzo a tratar de trotar y de fortalecer mis rodillas, series de subidas al castillo de Santa Barbara en la bici antes de ir al roco, carreras cortas, series en bici donde solo vale el plato grande y piñón pequeño. También participo, en modo caminante al KM Vertical del Puig Campana, donde en la bajada mi rodilla se resiente bastante. Esto no hace que me desmotive, mi cabeza siga intacta, y continuo con el entrenamiento previsto.

Ramiro y yo recogiendo las dorsales para la carrera la noche previa a la gran cita.

Yo sonriente con mi dorsal 199, para mi estar aquí ya es un motivo de alegría.

Se suceden los meses y mis entrenamientos se hacen cada día más austeros, carreras cada dos días, series en la bici donde continuo con la medicina de no bajar del plato grande y del piñón pequeño. Esto evidentemente lo combino con no dejar de escalar.
Mi cuerpo me permite cada vez carreras más largas, 1h30' por asfalto combinando cuestas. Y es entonces cuando comienzo a trotar por el monte, donde el Cabeçò ha sido mi gran aliado. Me dedico a realizar series al Cabeçò, trotes largos de hasta 3h30', y sobre todo observo una gran mejoría, la rodilla no sufre y mis músculos tampoco. Mi estado mejora y me encuentro mucho mejor que cuando me dedicaba a hacer medias marathones de montaña. Pero convivo con la duda, ¿¿seré capaz de conseguir mi primera ultra??

En la línea de salida en Guadalest.

Se suceden sin parar los entrenamientos, casi siempre solo, lo que lo hace mucho más duro, así recuerdo con especial cariño mis únicos tres entrenos acompañado, dos con el Lolo y uno con Javiño con las Islas Cies como telón de fondo. Lo más importante, ni un solo dolor en la rodilla, no hay molestias, nada de lo que poder quejarme...mi entreno va como la seda aunque se que no puedo descuidarme.

Pero ayysss, a pocos días comienan los fallos. Mis zapatillas nuevas, esas que hace pocos días me hicieron unas ampollas de esas que hay que vaciar con jeringuilla, me regalan un pequeño dolor plantar un día que termino un entreno en el Ponoig, dolor que aparece con tan solo dos km de carretera. Quedan solo tres semanas para la carrera y no quiero pensar que estas zapatillas me permiten volar por el monte pero me destrozan al tocar el asfalto, me niego a pensar eso, y le echo la culpa de mi dolor a no se que extrañas causas. Cuestión que pagaría mas tarde, pero eso yo no lo sabía...

En la presa del embalse de Guadalest con Serrella al fondo.

Las semanas anteriores a la carrera se suceden de una actividad cada vez más pausada para llegar descansado y de unos nervios cada vez más difíciles de controlar. Y que decir de los días anteriores, la cabeza solo da vueltas a lo mismo, me imagino la línea de salida, la línea de meta, las cuestas interminables, los rompepiernas, la lucha de haber superado una lesión de rodilla, de verme capaz de correr durante tiempos que hace 5 meses eran francamente imposibles para mi rodilla, cada día que me he obligado a entrenar a pesar de encontarme cansado, desmotivado, sin ganas, y en el fondo, lo que he disfrutado de cada minuto de entrenamiento, las incontables vueltas al hipódromo, el plato grande de la bici echando humo, mi estimado cabeçò, el puig campana, el ponoig, las cervezas de después en casita...

Y por fin llega el día antes de la carrera...

Ramiro, uno de los triunfadores de la jornada y mi compañero.

El viernes mis nervios no me dejan tranquilo, ni siesta, ni nada, solo quiero correr. A las 20'00 quedo con Ramiro en San Juan, se me olvida la comida en casa, lo que provoca en descojono de la Tamara, que nos anima antes de partir hacia el infierno. Llegamos a Alcoy a buena hora, nos encontramos con el Lolo, que parece haber terminado con las existencias de todo el café de colombia a pesar de prometer que no ha tomado ni un cortado. Vemos a Jaime, el TITAN de los titanes. Recogemos los dorsales, nos damos un paseo y a las 23'00 vemos salir y animamos a los compañeros de la ultra de 160km, que van, sin saberlo, camino del infierno. Hora de ir a la furgo, tres platos de pasta vegeta, infusión y a la 01'00 nos vamos a dormir, cuestión que no conseguimos, pero si por lo menos descansar algo. 04'30 escuchamos las primeras voces fuera de la furgo. 05'00, los de la ultra llevan 6h corriendo, nosotros desayunamos pasta y bocadillos y nos vamos a coger el autobús. 06'00 autobús para Guadalest, en el cual ni dormimos ni descansamos, ni podemos tener los ojos abiertos ni cerrados; son muchos meses esperando este momento. 07'20 llegamos a Guadalest, paseo, ponerse crema, respirar el ambientillo y a las 08'00 comienza la carrera, no exenta de avisos de que el día va a ser un desastre.

Nubes al fondo.

La Carrera.
Con un ambiente ultrafanático damos la salida con una cuenta atrás entre todos. Ramiro y yo nos colocamos a media carrera y comenzamos a dar la vuelta a Guadalest camino del pantano. Al poco tiempo se me cae un bidón al suelo, ¡me cago en la mar, esto no estaba previsto! Paro, me agacho, lo pongo en el sitio, la gente nos pasa, pero no pasa nada. Seguimos corriendo cuesta abajo, y vuelve a caerse el bidón, paramos, Ramiro me lo coloca, la gente nos pasa. Esperemos que esta sea la última vez. Más adelante vuelve a caerse el bidón, comienzo a desesperarme, nos descojonamos, cambio la ubicación, bidón a la riñonera y chubasquero al portabidones. Volvemos a correr. Vuelve a caerse al chubasquero, esto es para mear y no echar gota, consigo que quepa todo en la riñonera y así no se caerá nada. Proseguimos con el "trote cochinero", y caminando rápido cuando la pendiente se eleva, todo por asfalto. Ramiro decide sacar los bastones para ir haciéndose con ellos y sorpresa, uno de ellos no se abre, así que viene una lucha para conseguir abrirlo, y tras bastante rato lo conseguimos, con lo que volvemos a "cochinear". Para entonces comienza un dolor en mi planta del pie, ¡me cago en la mar!, seguimos pero el dolor se hace más intenso aunque trato de no preocupar a Ramiro. Parece que va a ser un día duro. Consigo un truco para que no me duela, recoger el dedo gordo, con la incomodidad que esto supone, a lo que se le suma que esto hace que me salga una ampolla en el meñique. ¡De lujo!! voy hecho un desastre a las 5km de carrera, pero bien, solo quedan 77km.
A los 12km mis pies están destrozados, dolor plantar y ampollas en los meñiques, me cago también en mis calcetines de correr nuevos, con lo bien que estaba yo con los del carrefur a 10 pares 5 euros!!!!
Prosigue la carrera, tremendas subidas, calorcillo, pero me siento a gusto, motivado y fuerte. Fuerte, que gran trampa. Llega el momento de las bajadas, se suceden los subi-bajas y olvido que debo de llevar cuidado con mi rodilla, el paisaje es increíble, y no me importan mis dolores ni mis ampollas, a pesar de haber parado en dos ocasiones, una para untar mis pies en vaselina y la otra para untar mi planta en radio salil.
Pero llega el mal paso, en una de las bajadas más técnicas doy un mal paso mi rodilla hace el movimiento que no debe de hacer y una pinzada recorre mi rodilla izquierda. No lo quiero ver, pero cuando esto pasa los dolores van a ser cada vez más cercanos en el tiempo, y así es. Consigo subir a buen ritmo, "cochinear" en llano, pero en otra bajada la rodilla vuelve a recordar que empieza a resentirse, me duele a cada paso, a cada apoyo, a cada giro.
Me encuentro con mi hermano que anda de senderismo y haciendo fotos en compañía de Bojco y Román. Ramiro y él se saludan tras más de 20 años sin verse. Llevo ya un ibuprofeno en el cuerpo y cuando me pregunta por mi estado le digo que aunque jodido voy al 100%, a base de ibuprofenos fijo que lo consigo.
Llegamos a un buen tramo para trotar, Ramiro va de lujo, pero yo ya no. Puedo aguantar algo de dolor, pero no consigo trotar un largo rato sin punzadas en la rodilla, duele la planta y con todo esto las ampollas se hacen más difíciles de tolerar.
Mi carrera es cada vez más lenta y veo una luz en el camino... debo de abandonar, aunque me duela, aunque me de rabia, aunque me sienta fuerte y motivado, aunque haya luchado por esto, pero dentro de toda lógica esto es lo más sensato. Se lo comento a Ramiro y en Facheca, tras 23km de duro terreno, y 5h decido abandonar. Animo a Ramiro a que siga y él se debate entre una cosa y la otra, pero al final continua. Nos despedimos hasta las 03'30 cuando tras 19h30' de carrera llega a la meta como un verdadero campeón de campeones.

Ojo a la fila de gente que sube hacia la izquierda.
La tarde la paso en Alcoy, entre granizo, lluvia, rostros desconsolados por el abandono, rostros desencajados por el cansancio, ilusiones de los pocos que consiguen llegar a la meta, abrazos con los colegas que me encuentro donde teníamos que habernos encontrado horas más tarde y con distinto final.

Sección de la carrera, veníamos de collado que se ve a los lejos, a la izquierda del pico vertical.

Han sido muchas las ilusiones que le he puesto a esta aventura, digna de locos e insensatos. Pero lejos de venirme abajo, el domingo por la mañana tengo la motivación por las nubes. He conseguido correr en 5 meses lo que ya pensaba que nunca correría, he mantenido la motivación y la perseverancia durante largos y duros entrenamientos y esto ha dado su fruto, aunque haya tenido la mala suerte de lesionarme el día que no tocaba. Te la juegas a una sola carta y ha salido la que no debía, pero tengo claro que esto no termina aquí, que hay más partidas que jugar, más carreras que correr, más aventuras en las que disfrutar... y estaré ahí para futuras ocasiones!!!

Saludar, reconocer el esfuerzo y la lucha a todos los corredores de la UTMDA y del TMLL. Y agradecer a todos los que me han apoyado durante estos meses, habéis sido muchos y de muy diferentes maneras. A todos gracias.

Pantano de Guadalest al fondo.